22 febrero, 2014

La tenacidad del escritor

La tenacidad para un escritor
es una forma de vida.
No cabe duda de que para la creación literaria son necesarios unos cuantos dones y uno de los más difíciles de poseer y de mantener es el don de la tenacidad. La tenacidad en el escritor ha de ser legendaria, como lo son las historias que, en ocasiones, se persiguen. Esa tenacidad del escritor ha de permitirle enfrentarse a una Nessie que se desdibuja con cada cresta de agua del lago, a un Big Foot que se oculta tras el árbol más delgado del bosque, o a una nave extraterrestre que nunca se espera a que llegue otro testigo de que la vimos.
Para algunos escritores famosos la tenacidad del escritor es su mejor arma contra sus fantasmas
Para Faulkner: “El artista sigue trabajando sin descanso y volviendo a recomenzar: y cada vez cree que logrará su fin, que integrará su obra. No lo logrará, como es natural; y de ahí la razón de que este estado de ánimo sea fecundo. Si alguna vez lo consiguiera, si su obra llegara a poder equipararse con la imagen que de ella se hizo, con su sueño, sólo le restaría precipitarse desde el pináculo de esa perfección definitiva, y suicidarse.”
La tenacidad en el escritor, en ocasiones, debe
superar los límites que el propio escritor le puso en su imaginación. ¿Cuándo puede decir un escritor rendirse ante un proyecto que se resiste?, ¿Cómo sin conocer sus límites?, ¿Desde cuando un explorador amazónico vuelve sobre sus pasos ante la inmensidad de la selva? No, la tenacidad ha de estar presente siempre y sin límites, como un acto de fe en las propias posibilidades, en las propias fuerzas.
Dice Camus: “La creación es la más eficaz de todas las escuelas de paciencia y lucidez. Es también el testimonio transformador de la única dignidad del hombre: la rebelión tenaz contra su condición, la perseverancia en un esfuerzo considerado estéril. Exige un esfuerzo cotidiano, el dominio de sí mismo, la apreciación exacta de los límites de lo verdadero, la mesura y la fuerza. Constituye una ascesis. Todo eso “para nada”, para repetir y patalear. Pero quizá la gran obra de arte tiene menos importancia en sí misma que en la prueba que exige a un hombre y la ocasión que le proporciona de vencer a sus fantasmas y de acercarse un poco más a la realidad desnuda”.
Con base en su tenacidad, el escritor no debe tener límites ni temer dificultades; el título de escritor lo consigue uno en lo más alto de esa empinada montaña que es escribir, al otro lado de ese desierto árido, áspero e inhóspito que es la escritura. Incluso, puede que tal título no exista ni deba existir. Pero sin la tenacidad adecuada nunca lo sabremos.
El destino de un escritor es el camino de las letras que recorre; y cada texto que escriba debe confirmárselo. Podemos concluir que, la tenacidad para un escritor es una forma de vida.

La tenacidad del escritor
Artículo: Victor J. Sanz

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