02 julio, 2020

Metamorfosis

De pronto fui consciente de mi estado, no podía mover ni las piernas ni los brazos porque no los tenía, ¡horror! era una crisálida. Recordaba el momento de envolverme con placer en la sábana, pero ahora mi aspecto debía de ser horrible. Nunca más podría continuar con mi vida anterior.

El despertador me transformó y me devolvió a una nueva realidad. Saliendo de mi envoltorio pude extender mis extremidades y saludar al nuevo día. Me miré en el espejo y maldije la película de terror que había visto.

Texto: Javier Velasco Eguizábal

4 comentarios:

  1. Todo es acostumbrarse, ser una crisálida.

    Muy buen micro.

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias María Gladys, pero no dejo de reconocer que fue un mal sueño.

      Eliminar
  2. Jajaja, muy bueno, más de una vez me he visto en situaciones de ese estilo hasta el punto que tuve que dejar de ver películas de miedo, porque una noche salté de la cama para huir de una bomba, tras ver la última película de Max-Max, me desplacé una vértebra cervical.
    Así que como para ver películas de miedo o terror.
    Muy buen relato. Admirable la soltura de la narración.
    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Será por eso que no es el género de películas de mi gusto. De pequeño temblaba y me pasaba la mayor parte del tiempo con los ojos tapados. De mayor he preferido siempre evitarlas. Aunque, ciertamente, son un buen estímulo para la imaginación.
      Me alegra que te guste, Nuria.
      Un abrazo

      Eliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.