25 enero, 2010

Circo Circular (Reformas y Pinturas , Vol.2)


Entreabrió las manos y vio como se escurrían entre sus dedos los añicos de su compacta filosofía de vida. Donde alguna vez pensó que estaban sus metas , podía ver ahora claramente cómo el camino en lugar de terminar, daba la vuelta… y encerrado en el centro de su perfecto círculo de egoísmo, prejuicios y ansiedades, estaba el sólo chocando con sus elevados bordes.

Lo peor del caso fue la manera brusca en la que se dio cuenta de su estado…fue como despertar de un mal sueño de golpe, o quizás al contrario, fue como entrar en una pesadilla en la que verse fuera de todo control, en la que volver  a aprender a andar sobre un suelo inestable, en la que sentirse pequeño frente a los demás y  a su actual situación. Acababa de descubrir un nuevo mundo fuera de aquel para el que se había preparado durante tantos años, y su sensación de frustración era grandísima…si alguien se lo hubiera dicho antes, quizás hubiera sido capaz de preparar las armas adecuadas para defenderse o quizás simplemente hubiese pasado desapercibido. Pero no era así: ahora debía cargar sobre su espalda aquel pesado, enorme y compacto círculo de cultura, moralidad y falsas creencias, aparentemente bien encajado, pero inútil.

Se detuvo para observar a su alrededor, su perplejidad crecía por momentos y le hacía oscilar entre la desesperación , la desolación…A su alrededor cientos de miles de individuos danzaban llevando sobre sus espaldas sus compactos círculos. Algunos de ellos eran gigantescos, otros más pequeños, pero a ninguno de los integrantes de la rítmica procesión parecía molestarle en exceso. Formaban a su vez un círculo perfecto y se movían soncronizadamente, con sus ojos cerrados, y su expresión más o menos sonriente.

Muy de vez en cuando, alguno de ellos se salía de la perfecta hilera, y era entonces cuando  tomaba protagonismo una nueva y poderosa figura que de nuevo le convencía para que volviese a poner sobre sus espaldas el pesado círculo y continuase el baile con el resto.

Lo más sorprendente sin embargo fue mirar hacia arriba y descubrir por encima de los anteriores otro tipo de individuos. Era un grupo escaso, brillante, no cargaban nada, no danzaban sincronizadamente, no había nadie que les indicase cual debía ser su posición, se mezclaban unos con otros, sin temores, sin prejuicios, sin ataduras, sin sufrimiento, y eran la viva imagen de la felicidad.

Fue entonces cuando él se preguntó, cómo podría hacer para deshacerse de su tedioso círculo y unirse a ellos. Sus brazos estirados apenas podían alcanzar el ajustado nudo que comenzaba a asfixiarlo, algo que antes nunca había percibido.

Se dio cuenta de que no iba a ser fácil, puede que hasta imposible. Se aferró a su áspera circunferencia y comenzó a llorar intensamente…luego entreabrió las manos y vio como se escurrían entre sus dedos los añicos de su compacta filosofía de vida. Donde alguna vez pensó que estaban sus metas , podía ver ahora claramente cómo el camino en lugar de terminar, daba la vuelta.



2 comentarios:

  1. Siempre he sostenido que vivimos dentro de una circunferencia que avanza en el tiempo. Somos como esos aros que ruecdan y ruedan hasta que se topan con una chinita en el camino que les hace trastabillar, pero siempre pasamos por el mismo punto en más de una ocasión.

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  2. No estoy muy segura de haber comprendido la metáfora, pero me resulta angustiosamente reconocible.
    Las cargas que nos oprimen, andar en círculos sin poder romper las rutinas, mirar con envidia -sana o no tan sana- a aquellos que han roto las ataduras.
    Igual no lo he comprendido, pero me ha hecho pensar.
    Gracias

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