Imagen tomada de Internet
— Se ve que has descansado fatal. ¡Qué carita traes!
— Bah, seguro que no es pa’tanto.
— Que no, que no me engañas, que no has pegado ojo, que te has pasado toda la noche de juerga… Así no se puede llegar al curro, cualquier día vamos a tener un disgusto, y luego ¿quién paga los platos rotos…? Pero no, el señorito es joven y controla y puede aguantar todo lo que le echen… Por no hablar de lo que habrás bebido… O peor, mucho peor, te habrás puesto hasta el culo de droga… ¿No hablas…? ¡Qué coño vas a hablar! Si no tienes nada que decir.
— Que no, que no, que en realidad…
— Que realidad ni niño muerto. Mira, Berto, a mí no me la das con queso. Este cuerpo serrano ya tiene muchas horas de vuelo, ¿me entiendes? Pues eso, que te has pasado toda la noche de juerga, no has pegado ojo y ahora pretendes coger la máquina ¿y qué…? Luego tenemos una desgracia, y ¿quién paga los platos rotos...? Y todo porque el señorito tenía que pasarse otra noche más en blanco...
— Déjame que te explique.
— ¡Que no, coño! Que no tienes nada que explicar... ¡Así no se viene al trabajo! ¿Entiendes? ¿No ves que es una insensatez…? No te jode… Sin dormir, seguro que todavía estás medio borracho… ¡A ver, ven, que te huela el aliento!
— Rogelio, no te pases… Que otros duermen toda la noche y se desayunan con una copa de aguardiente y no les pides que soplen… Joer que pareces un Guardia Civil en la carretera…
— ¡Cómo no me eches el aliento ahora mismo, te vas a tu puta casa y no vuelves por aquí! ¿Entiendes…?
…
— Vale, vale, te has lavado la boca antes de venir, pero eso no quiere decir nada…
— Bah, seguro que no es pa’tanto.
— Que no, que no me engañas, que no has pegado ojo, que te has pasado toda la noche de juerga… Así no se puede llegar al curro, cualquier día vamos a tener un disgusto, y luego ¿quién paga los platos rotos…? Pero no, el señorito es joven y controla y puede aguantar todo lo que le echen… Por no hablar de lo que habrás bebido… O peor, mucho peor, te habrás puesto hasta el culo de droga… ¿No hablas…? ¡Qué coño vas a hablar! Si no tienes nada que decir.
— Que no, que no, que en realidad…
— Que realidad ni niño muerto. Mira, Berto, a mí no me la das con queso. Este cuerpo serrano ya tiene muchas horas de vuelo, ¿me entiendes? Pues eso, que te has pasado toda la noche de juerga, no has pegado ojo y ahora pretendes coger la máquina ¿y qué…? Luego tenemos una desgracia, y ¿quién paga los platos rotos...? Y todo porque el señorito tenía que pasarse otra noche más en blanco...
— Déjame que te explique.
— ¡Que no, coño! Que no tienes nada que explicar... ¡Así no se viene al trabajo! ¿Entiendes? ¿No ves que es una insensatez…? No te jode… Sin dormir, seguro que todavía estás medio borracho… ¡A ver, ven, que te huela el aliento!
— Rogelio, no te pases… Que otros duermen toda la noche y se desayunan con una copa de aguardiente y no les pides que soplen… Joer que pareces un Guardia Civil en la carretera…
— ¡Cómo no me eches el aliento ahora mismo, te vas a tu puta casa y no vuelves por aquí! ¿Entiendes…?
…
— Vale, vale, te has lavado la boca antes de venir, pero eso no quiere decir nada…
— Sí, después de haber desayunado, después de haberme duchado… No, no he dormido en toda la puta noche, pero es que en el hospital no he podido… Y no venía a trabajar, sino a pedirte el día, porque mi madre, ¿sabes?, está a punto de morir...
Que duro es que no te dejen hablar y presupongan tu vida, cuantas veces nos quedan las ganas de dar un puñetazo o un grito de rabia por la frustración de una interpretación errónea. Me gusta mucho este texto Amando...
ResponderEliminarMe encanta este texto, ya lo había leído en tu blog y me parece genial. Primero porque, al menos para mí, es complejo desarrollar en un texto corto una idea sin la ayuda del narrador, sólo con unos diálogos tan fluidos y reales, buscando en ellos la tensión necesaria, el sometimiento laboral; y luego, nuevamente ese tiro de gracia con el que rematas en el último momento, dejándonos fuera de juego.
ResponderEliminar¡Qué sensación, uf!
ResponderEliminarY es que a veces, calladitos estamos más guapos.
Saludos
Así es, Inma, la gente da por supuestas demasiadas cosas de otro: una apariencia, he oído que dijeron, los clichés... Generalizamos, presuponemos... hacemos daño...
ResponderEliminarY como dice Anabel, calladitos estaríamos mucho más guapos...
Muchas gracias, Marcos, como tantas cosas en esto de las letras (y lo sabes como yo mismo) ciertas cosas se consiguen sólo con la práctica. Siempre he pensado lo que tú. Más aún, creo que una de mis asignaturas pendientes son los diálogos, y por eso me propuse este formato, trabajarlo, obligarme.
Así que si lo he conseguido, es que voy por el buen camino.
Como dice una amiga común, los diálogos son básicos para un relato, ayudan mejor que nada (yo añadiría los monólogos interiores que es otro modo de escuchar la voz de los personajes) a conocer al personaje.
Escuchar a los personajes me parece fundamental.
Cuántas veces no habremos hecho igual: presuponer en lugar de escuchar.
ResponderEliminarUn texto dinámico, complejo en su aparente sencillez. Estupendo!
Ana, a veces creo que es lo que habitualmente se hace. Quizá tu profesión te salve y seas de las que tienes que escuchar todos los detalles antes de hacerte una idea, pero no te puedes ni figurar la de veces que utilizamos la generalización como vía única del conocimiento.
ResponderEliminarUn diálogo aparentemente de personajes cotidianos. Llega uno a pensar que se trata de una bronca usual de pareja. Pero no, se estaba cociendo un conflicto, un triste y duro conflicto.
ResponderEliminarY ahí quedó el texto... y todos imaginamos la cara del que presuponía.
ResponderEliminar¿Podría seguir hablando o enmudecería para siempre?
Amando, el diálogo en una novela particularmente me aligera su lectura. Siempre lo agradezco.
Gracias por este texto.
Tienes razón, Dácil, ¿cuántos conflictos se generan a causa de no saber escuchar, de presuponer lo que ha ocurrido, de no dar una oportunidad, de aplicar las generalizaciones a cualquier circunstancia...?
ResponderEliminar¿Qué haría el encargado de la obra? Pues no lo he pensado, FranCo. Si hubiera sido yo, habría sentido tanto bochorno que hubiera quedado en silencio. Luego le hubiera pedido millones de excusas, le habría llevado al hospital... O lo mismo le da por justificarse: podrías haber avisado antes, cosas por el estilo. Hay reacciones para todos los gustos.
Yo también ansío los diálogos, y a veces aligeran las novelas, pero creo que lo ideal es un equilibrio entre todos los aspectos...
A mí los diálogos me dan pánico. No hay nada peor que un diálogo poco apropiado para destrozar un texto. Igual que no hay nada mejor que un diálogo pertinente para entrar en el interior del personaje y romper con la dinámica descriptiva de un relato.
ResponderEliminarYo no habría tenido valor para hacer un texto basado solo en diálogos.
A mí me pasaba un poco lo mismo, Ana, bueno me sigue pasando. Pero de vez en cuando hay que lanzarse, dar un paso y ver hasta dónde se puede llegar.
ResponderEliminarCreo que en la tenacidad está un porcentaje del avance.
Ser geniales sólo les es dado a unos pocos.