Llevaban años en el estante, nunca pensaba que iba a necesitar con tanta urgencia encender un fuego, estaba petrificado por el frío. Las pequeñas estalactitas que colgaban del techo no dejaban de gotear encima de su calva coronada de gris.
Consumió, gastó el último resquicio de madera que quedaba en fabricar esos palos cubiertos de fósforo por si un día tenía que quemar su insulsa vida. Sólo quería quitarse la escarcha, quería desaparecer en el olvido pero con calor, con el que no había conseguido en muchos años, sin contacto pero caliente, demasiado tiempo muerto de frío.
Logró alcanzarlas, todo el mundo sabe que las cerillas mojadas no encienden. Fue probando una a una, no servían, ninguna servía, miró la última con la esperanza de que le concediera el último deseo, con la esperanza de que el fuego dejara las cenizas de su vida esparcidas en su pequeño espacio.
Todo se congeló en ese instante…
Cuánto invertimos en cerillas mojadas. No aprendemos nunca.
ResponderEliminarBuena metáfora de la vida, Inma.
Saludos.
Un micro para helarte el corazón. Me ha gustado mucho, Imma. Besos
ResponderEliminarY así nos pasamos la vida, sin querer saber lo que ya sabemos, dándonos de cabezazos contra las paredes.
ResponderEliminarHermosísimo microrelato
Todos sabemos que las cerillas mojadas no encienden, pero lo intentamos y lo volvemos a intentar, esperando ese "carasquido" con la esperanza de ver florecer esa pequeña luz de calor y al final vaciamos la caja y la desesperanza invade. Y nos quedamos huérfanos.
ResponderEliminarGracias Anabel, Isolda, Amando y FranCo estoy de acuerdo con todo lo que decís, la cantidad de cerillas mojadas que caen en nuestras manos, y la cantidad de veces que queremos cambiar las cosas y la desesperanza nos llega a vencer.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestras palabras.
Triste la soledad del sentirse uno y sin esperanza alguna, me gustó. Agur un saludo.
ResponderEliminarAunque no termino de darle un sentido al texto, no importa, es bello, me hace pensar, reflexionar sobre la vida y las oportunidades que nos ofrece.
ResponderEliminarEnhorabuena Inma.
Pues a mi me evoca un suicidio fallido o, sobre todo, unas ansias de cambio que se materializan de la forma equivocada. Y ahí te quedas, tan helada como siempre, petrificada en un cambio que nunca llega.
ResponderEliminarMe ha encantado
Ana, no podías darle una interpretación más certera, ese es el trasfondo del texto, solución el suicidio, y ni eso sale bien, y ahí te quedas helada, sin ninguna cerilla que sirva.
ResponderEliminarCerillas mojadas, la esperanza helada. Un relato breve pero profunfo.
ResponderEliminarProfundo, claro, no mal interpreten, eh.
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