21 julio, 2010

El hombre ballena



Su nombre es Javier, pero lo llamamos el hombre ballena, pues así lo imaginamos: desnudo, sentado entre musgos y hojarascas, camuflado entre los alcornoques, alumbrado tenuemente por la luna.

El hombre ballena respira pausadamente aleteando los orificos de la nariz. Poco a poco, milímetro a milímetro, va ensanchando la musculatura de su cara. Abre la boca hasta deformarla sacando la lengua como si colgara una barba. El estómago se infla y se desinfla apareciendo y desapareciendo bajo su pecho. Ya saciado de minerales y del plancton que surcan el aire de las montañas, cierra los ojos para abrirlos después, de par en par, azules como el inicio de una llama. Al fin se incorpora ágil, vistes sus ropas, y de regreso desciende el camino que le lleva a su casa.

Cada mañana Javier llega puntual a la oficina. Es un hombre muy delgado, con ojos grandes que clavados en su cara enjuta miran serenos y profundamente. Dando paso al trabajo nos explica a todos nosotros, los más jóvenes, las nuevas tecnologías. Lo escuchamos con atención, no sin olvidar lo que nos contó una vez sin jactarse. Habíamos ido de visita al campo, y terminando la jornada con un almuerzo de tapas y vinos, en el que se olvida la timidez y nace la confianza, le preguntamos, mas por educación que por curiosidad, el motivo de su ayuno. Y él, simplemente, nos contestó:

- No como, me alimento del aire, de las minucias fosforescentes que flotan en el bosque.

Irremediablemente quedamos todos sorprendidos, mientras él hablaba y nos explicaba allí lo imaginamos, alimentándose bajo el claro de luna.

Dácil Martín

7 comentarios:

  1. La comida y la bebida son de esos placeres necesarios con los que procuramos llenar nuestras carencias. Y uno no sabe muy bien si las necesidades las hemos embellecido de algún modo, o lo bello se ha convertido en necesario.
    Pero Javier es el verdadero poeta, el poeta total, el artista total, el que no sólo alimenta su inspiración, sino su organismo entero de la misma sustancia con las que los poetas alimentan sus versos.

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  2. Me alegro mucho que hayas editado este magnífico texto en la esfera para que todos disfrutemos de su lectura, es profundo pero se magnifica cuando conoces toda la historia que esconde.
    Gracias Dácil ha sido un regalo verlo editado.

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  3. ESte hombre ha encontrado el secreto de todas las dietas: alimentarse del aire.

    Ay, mientras mi cuerpo encuentre algún nutriente en el aire, seguiré alimentándome de cosas ricas, ya pocos placeres me quedan...

    Ahora en serio. Estupendo texto. Dácil, creo que podrías jugar un poco más antes de llegar al desenlace. Tiene un transfondo muy poético, como dice Amando.

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  4. Me encantó la atmósfera peculiar que creas en este relato fantástico.
    Mi enhorabuena,
    PABLO GONZ

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  5. Una historia increíble en la que la realidad supera a la ficción, bellamente relatada.
    El final, lo mejor.
    Enhorabuena, Dácil

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  6. Este texto alimenta. Un texto poético y fantástico. Un alimento que te nutre por su sana literatura y ambiente.

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  7. Bello texto, realismo mágico lleno de imágenes poéticas en el que el personaje se sumerge en su hábitat natural, el campo, a modo de un gran océano.

    Enhorabuena.

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