El espacio se transformaba, se hacía grande por segundos, no lograba ver sus límites, y yo me convertía en un diminuto intento de supervivencia.
Conseguía poder distinguir que ese pensamiento no formaba parte de la realidad, pero no podía dominarlo, mi mente colaboraba construyendo un mundo sin límites, parecía tan cierto, y era tan ilógico.
Todo se hacía inmenso, era inalcanzable, me empequeñecía ante el enfrentamiento de mis miedos, mis fuerzas flaqueaban.
Con aislamiento intentaba retomar las riendas, pensaba solo en permitirme horas de descanso introvertido, seguro que las ganas volverían a mi cuerpo y resurgiría nuevamente esa necesidad humana de vivir.
Pero el fantasma de la desesperación llamaba a mi puerta con el hacha en la mano e invitándome a probar el filo de la muerte.
Dios!... Ese pensamiento suicidaba mi agonía, el camino se estrechaba y no encontraba otra salida para salvarme de mi mismo. Cuantas veces culminé lanzándome al vacío, clavándome el cuchillo de la derrota, colgando la soga de la liberación.
Una mano, una sustancia, un milagro ha formado parte de este abismo, y me ha ofrecido la llave de mi realidad.
Vertiginoso viaje el de la depresión. Un texto que conmueve. Me ha gustado. Un abrazo
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ResponderEliminarQué suerte la gente que tiene varias vidas... yo también quiero... "jooooooo"... ¡COMPARTID, COMPARTID!, ja,ja.
ResponderEliminarGracias Dácil, si es un vertiginoso viaje, y duro a la vez.
ResponderEliminarJugador anónimo, no te entiendo, aquí solo hay una vida, torturada por una mente enferma, pero solo una...
Muy buen texto, introspectivo, te mete en la piel del que sufre.Solo no entiendo si esa mano es la que lo aparta del suicidio o la que lo empuja.
ResponderEliminarEn cualquier caso, me ha conmovido.
Yo lo explico: "Cuantas veces culminé lanzándome al vacío, clavándome el cuchillo de la derrota, colgando la soga de la liberación". ¿Cuántas veces fueron? ¿Cuántas veces? Ya digo: es una suerte, yo también quiero, eso sí, siempre y cuando, no sea una mentira. Fdito: Jugador anónimo.
ResponderEliminarAna,el final el que quieras lo que me gusta de este final es que lo puedes interpretar de las dos formas depende del ánimo con el que te levantes. Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarAnónimo, la imaginación,¿cuantas veces puede una mente recrear un suicidio, culminarse en la mente pero no dar el paso definitivo?: "ese pensamiento suicidaba mi agonía", pensamiento que no sabe como hacer realidad, la mentira la pone el lector si no cree en las posibilidades de la mente humana.Pero es importante que el texto despierte estos interrogantes, no deja indiferente y eso es positivo para el que escribe.
El suicidio siempre es un asesinato encubierto, nadie quiere matarse a sí mismo, sino al otro que se ha incorporado y al que ahora quiere aniquilar porque lo ha abandonado de alguna manera. ¿A quién quiere liquidar el protagonista de esta historia?
ResponderEliminarInteresante punto de vista, Ángeles. Es cierto, el suicidio va directamente en contra del instinto más primario que poseemos: el de conservación.
ResponderEliminarun beso
Hola Ana, ya me gustaría a mí tener tan originales puntos de vista, pero se trata del abordaje de la depresión y el suicidio que hace el psicoanálisis.
ResponderEliminarOtro beso.
Bueno, dicho de otra manera, siendo más franco y eso: que me parece un truño, vamos. (Sigo bajo el anonimato no vaya a ser... que... yo que sé... me amenacen por privado o algo así, se me ocurre... -tengo una imaginación descontrolada, ustedes perdonen-).
ResponderEliminarLa depresión es un viaje al abismo. Por desgracia este tema lo he vivido muy de cerca durante unos años horribles de mi vida. Y los intentos de suicidio, más o menos reales, se dieron (lo digo por anónimo jugador) no una vez, ni dos, ni tres...
ResponderEliminarNo sólo es plausible lo que dice el texto, sino que una vez más la literatura (buena) ahonda en esa realidad.
En más de una ocasión el suicida no acierta a la primera. En más de una ocasión para que el suicida llegue al suicidio lo ha pensado muchas veces.
Cuando un cuerpo de una joven destrozado por la droga y el alcohol y la locura cayó desde el Acueducto de Segovia, hasta el pavimento y allí se detuvo su cuerpo reventado para siempre, acertó, por fin, con su determinación.
El suicidio nunca es un acierto, nunca. El suicidio es una rendición. El suicidio es fácil. El suicidio es absurdo. Lo digno y fuerte es seguir. A las faldas de una depresión siempre se levanta una montaña, falla o lo que coño sea.
ResponderEliminarAquí se entiende lo que da la gana... yo hablo del texto, no me parece real, no me parece SENTIDO, me parece falseado. CLARO QUE RESPETO LA GENTE QUE HA SUFRIDO UNA DEPRESIÓN... incluso sin que tenga que exponerla orgulloso y, aparentemente, con el único estoicismo existente (DON Amando)
Amando, cuando se vive una depresión cercana realmente te das cuenta que la mente está dominada por otro ser que no tiene nada que ver con lo que la persona realmente es.
ResponderEliminarQuizás como bien dice Angeles al que realmente quieres suicidar es a ese otro que está dominando tus pensamientos, y esos pensamientos que se acercan a la muerte como única solución son indignos para el que está fuera de ese abismo, pero puede llegar a ser la única solución para el que desgraciadamente se ha metido en ese callejón sin salida.
Creo que estas errando en tus apreciaciones anónimo, ¿has tenido alguna vez una depresión diagnosticada?, espero que no por tu bienestar...
SÍ
ResponderEliminarMi bienestar es eso: MÍO
ResponderEliminarRetratas magnificamente ese escenario sudoroso y agobiante que te va asfixiando y empujándote a la desesperación, cuando te ves totalmente solo, porque ni siquiera estás tú.
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