Un hotel mastodóntico plantado sobre la misma playa, hasta las olas le pegan por una esquina y las dunas por la otra. Viento, siempre el alisio revoloteando, revolviendo el mar con la arena, y con los muros.
Pasear a la luz de la luna no es recomendable, los pinchos de la arena se te clavan en los ojos y luego ya no ves más. Aunque tampoco haya gran cosa que ver: la playa, el viejo hotel… y la desolación.
La melodía surgió como música de sirena, la luna creció, el aire se pegó al suelo para transportarla. Era el piano de la arena. El sonido llegaba amortiguado por mis pensamientos desde la aldea de los pescadores. Me acerqué. La casa estaba abierta al verano, la gente fumaba en la terraza, el pequeño pianista detrás de la ventana los conducía hasta sus sueños.
Pasear a la luz de la luna no es recomendable, los pinchos de la arena se te clavan en los ojos y luego ya no ves más. Aunque tampoco haya gran cosa que ver: la playa, el viejo hotel… y la desolación.
La melodía surgió como música de sirena, la luna creció, el aire se pegó al suelo para transportarla. Era el piano de la arena. El sonido llegaba amortiguado por mis pensamientos desde la aldea de los pescadores. Me acerqué. La casa estaba abierta al verano, la gente fumaba en la terraza, el pequeño pianista detrás de la ventana los conducía hasta sus sueños.
Texto: Ángeles Jiménez
Precioso texto. Un instante capturado en la memoria, esa casa abierta al verano, la melodía de la arena.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Bienvenida, Ángeles.
Gracias Ana, probaré con otras contribuciones.
ResponderEliminarLa tranquilidad un tanto melancólica de un espacio como una playa solitaria da mucho juego.
ResponderEliminarMe parece fantástico que hagas aquello que te gusta. Me ha gustado y te animo para el futuro. Quién sabe, quizás termines siendo una escritora de éxito. De momento, la semilla está germinando con fuerza.
ResponderEliminarBesos
Algunas melodías te transportan, aunque el ambiente que te rodea no sea el idóneo, la música tiene esa magia.
ResponderEliminarBuen texto Angeles.
Una casa abierta al verano. Un texto a los sentidos.
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
ResponderEliminarMe gusta la idea de texto abierto,con un ambiente aéreo como para hacer volar la imaginación en una mezcla de arena y salitre, para que haya que trabajarse el despegue y luego ya no parar, y todo aderezado con la música que sólo puede venir de otra dimensión: mágica, onírica... Continuará.
Genial! la música esta alrededor en busca de oídos y espíritus despiertos con ansias de escucharla. Tu demuestras tener sensibilidad para ello. enhorabuena. Sigue escribiendo.
ResponderEliminarSon las 21´05 y acabamos de leer el texto. Estamos con el portátil frente al mar, robándole la "guifi" a alguno de por aquí. Nos ha encantado: sabemos fue hecho "del tirón". Gracias por estos momentos.
ResponderEliminarGracias Miguel, probaré a ver si te gustan otros.
ResponderEliminarGracias Ernesto, cuidado no dejen el vespino a tiro de las olas (¡fea es la envidia!).
Genial !!!! Y que lugar para perderse. Que bonito. Te quedas con ganas de seguir leyendo.
ResponderEliminarLas chicas del Sur son así. Dura como las piedras por fuera, pero con lava ardiente y maleable por dentro.
ResponderEliminarSé que disfrutas escribiendo y que te deleitas en las palabras igual que lo haces con una "sardinita" a la plancha aderezado con un buen caldo (da igual el orígen) y por supuesto con la inestimable compañía...¡Enhorabuena!
ResponderEliminarTus palabras han sido caricias para los sentidos y en lo cotidiano donde tanto abunda la disonancia en las palabras es un regalo que nos ofreces. Me he quedado con ganas de más.