29 agosto, 2010

Valeria y las luciérnagas



El limbo. El otro día Valeria buscó esa palabra en el diccionario. Sí, es verdad, todo el mundo cree saber lo que significa pero ella quería saber la auténtica definición. Porque ella muchas veces se siente como si estuviera en el limbo, y saber el verdadero significado, le ayudaría sin duda, a conocer cómo se siente:

1-“Lugar donde las almas de los justos esperaban la redención de la humanidad”
2-“Lugar adonde van las almas de los que, antes del uso de la razón, mueren sin bautizar”

Esto es lo que decía su viejo diccionario, suyo, porque tiene su nombre en la tercera página, viejo, porque era el que usaba en el colegio. Y le parece que esa definición no es acorde a lo que ella siente hoy.

No va desencaminado, tampoco piensa ella que los diccionarios digan mentiras. Sí, es un lugar a donde las almas van o donde las almas esperan, y sí, viéndolo así, Valeria (y su alma) se encuentra en un lugar, en un punto, donde no sabe si va algún sitio, donde espera y no sabe qué y tampoco sabe a que sitio va.

Su pensamiento es incansable. A veces piensa porque siempre se siente tan cansada y ha llegado a la conclusión que
es de tanto pensar. Porque el médico le ha dicho que sólo tiene la ferritina un poco baja, pero que es normal, ¡ni siquiera le mandó ningún complemento de hierro!

Valeria siente que tiene que hacer algo, pero siempre ha sido bastante indecisa. Aunque esa indecisión siempre es inicial, se presenta al escoger, al elegir entre una y otra cosa, pero una vez la elección está hecha, es firme y tenaz y que tiemblen los que la rodean, porque ese proyecto lo llevará a cabo.

No sabe si cambiar de trabajo, de casa, de ciudad, de forma de vida, incluso de amigos. Como ven, no son decisiones fáciles de tomar.

Mientras todo esto, bulle en su cabeza, ella hace una vida “normal”, va a su trabajo, regresa a su casa, almuerza y ve un rato la tele. Lo normal. Pero miles de luciérnagas, que brillan en su cerebro, lanzan destellos y no la dejan descansar.

Es complicado el día a día. El consuelo es que es complicado para todos pero...Valeria es inconformista y tiende a la permanente insatisfacción pero ella siente que tiene que hacer algo.

Cada día que pasa, siente deseos de algo diferente, tan diferente que le da miedo,
porque, y ¿si alcanza su sueño y luego sigue estando triste e insatisfecha? Porque igual, es que ella es así, un bicho raro, una chica un poco caprichosa, que quiere vivir al margen de la sociedad.

No nos engañemos, Valeria se siente especial y le gusta hacer todo lo posible para ir contracorriente, hacer las cosas al revés, opinar distinto, disfrutar con lo insólito. Es una chica inquieta y muy leída, eso no se lo vamos a quitar.

Pero a lo mejor, si se lanza a buscar sus sueños, se sentiría mejor, dejaría de estar en el limbo, navegaría hacia el lugar donde cree que debería estar. Ella siente que hay una parte de ella que le quema, que quiere fluir, escapar. Una energía que está en el mar, en las flores, en los sabores, en la música, en las palabras...

Esa sensación a veces le hace daño. Cuando se mezcla con el miedo la sume en una apatía, en una desazón que roza en la pereza. Y a Valeria, le dan ganas de llorar.

Ella no suele llorar casi nunca. Es de apariencia fría y sabe controlar sus emociones muy bien. En este mundo de hoy día es mejor así. Aunque Valeria sufre.
Últimamente, esta casi todo el día enfadada. Y ese malestar unido al miedo que antes hablábamos, le está agriando el carácter. Por eso cree, que tiene que tomar pronto una decisión. Todavía no sabe si va a ser una decisión global o ir poco a poco.

Las cosas que molestan a Valeria, son las que hace todo el mundo y tampoco puede hablar de ello, porque la gente se enfadaría con ella.

Valeria cree que estamos acabando con el mundo. Ella también se incluye. Eso sería una creencia un poco apocalíptica y exagerada en principio, pero resume bien su opinión sobre esta era moderna.

En su tiempo libre le gusta hacer senderismo y descubrir sitios nuevos, maravillándose con la naturaleza. Aunque cada vez hay más terreno urbanizado, siente que el cemento y las grúas están por todas partes.

Le encanta conversar y reír con los amigos. Le gusta mucho la gente. Pero todos están demasiado ocupados como para tomar café. A veces se siente culpable de tener tiempo para charlar con alguien.

A Valeria le gusta mucho la música, el cine y ver alguna que otra exposición. Disfruta mucho leyendo y viendo documentales, porque aprende. Tiene la teoría de que el arte y la cultura son valores en decadencia, sobre todo en la juventud actual.

Hijos. Está en la “edad” de tenerlos. ¡Qué presión! Además es otra etapa que superar en nuestra sociedad actual y ya empiezan a mirarla de forma un poco extraña. La verdad que sería una mamá un poco extraña, con todas esas luciérnagas inquietas brillando por la cabeza, ¡qué horror!. Aún así lo está valorando.

Hay pocas personas que le pregunten a Valeria cómo se siente.( ¡Hoy en día ya no hay tiempo para nada!.) Y debido a esto, a veces se siente muy sola.

A lo mejor, después de leer esto, ustedes pueden pensar que a Valeria le iría bien, un poco de ayuda profesional. A veces ella también ha pensado en ir a un psicólogo. Cree que le serviría de mucho hablar con alguien y darle su visión del mundo, y explicarle las razones de porqué sufre. Pero Valeria cree, que muchas de las personas que conoce, también deberían ir y ha llegado a la conclusión de que todos estamos un poco locos.

Al fin y al cabo, es normal, que no estemos muy centrados, en un mundo donde sólo hay ruidos, coches, prisas, grúas, escaparates luminosos, móviles sonando sin parar, y un agobiante tengo que, tengo que, tengo que, hacer mil cosas todos los días que producen otras mil cosas que hacer mañana. ¿Cómo no va a necesitar Valeria hablar con alguien?

Valeria admira a las personas valientes. A los deportistas, a los músicos, cantantes y actores que tras mucho luchar consiguen vivir de su profesión, a los que se van a vivir a otro país y salen adelante, a todos los que son coherentes con su forma de pensar, a los que ayudan a otros que lo necesitan, a los que se van a vivir a un pueblo abandonado, a los escritores, fotógrafos, pintores y demás artistas que crean cosas bellas, a los que cuidan de las cosas bellas que ya existen, a los verdes, a los amantes de los animales, a los profesores, a los padres entregados en crear personas con valores, a las personas que saben mucho y bien, a los que se entregan por buenas causas, a los que luchan por cambiar la historia.

Valeria quiere vender la casa e irse a vivir al campo. Quiere olvidarse de prisas y aprender a disfrutar de la vida. Quiere vivir con lo esencial y fundirse con el paisaje.

Valeria quiere conformarse, ser feliz con lo que tiene y no ponerle pegas a todo. Quiere entrar por el aro para que la gente le acepte. Quiere dejar de ser tan especial y que se le apaguen las luciérnagas.

Texto: Belen Valiente

2 comentarios:

  1. Dácil Martín29/8/10, 23:51

    Estar en el limbo, que no se apaguen las luciérnagas: vivan los poetas, viva Valeria. Una buena reflexión. Felicidades.

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  2. Belén, ¿podrías presentarme a Valeria?
    Coincido con ella en tanatas cosas...

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