24 octubre, 2010

Lejos del hogar



Querida Anna, amados hijos:

Hoy más que nunca les echo de menos y deseo con todas mis fuerzas poder estar  junto a todos ustedes. Todas las mañanas me acuerdo de nuestro peque y río sólo con recordar sus pequeñas travesuras. Aquí también hay muchos niños de su edad, me fijo en sus caras y no puedo dejar de sonreír al recordarlo, es como verlo continuamente. También me acuerdo mucho de ti Helen, ya eres toda una mujer, mamá me cuenta que la ayudas mucho en las cosas de casa, sin duda serás una gran madre y esposa el día de mañana, me siento tan orgulloso de ti...  
Mientras escribo estas letras la Navidad  ha tocado a mi puerta, la nieve cae llenándolo todo, curiosamente es una nieve oscura,  aunque no lo puedan creer, y un olor fétido llena el aire frío y espeso. A pesar de ello, este país es hermoso, me encanta su gente, son amables, me tratan con respeto y siempre me saludan. Creo que es un lugar ideal para vivir. Es posible que cuando las cosas cambien podamos venir a vivir aquí todos juntos: los abuelos, nosotros, incluso nuestros hermanos. Él dice que se van a necesitar a mucha gente y habrá trabajo para todos.
Anna, no sé si podré vivir tanto tiempo sin verte, a veces, sin darme cuenta, me pongo de mal humor y me comporto como un loco. Guillermo siempre intenta tranquilizarme, ya sabes como es. Él sabe como tratarme y consigue que entre en razón. Sé que  pago mi mal humor con los demás, creo que a veces soy cruel y cuando me arrepiento ya es demasiado tarde. Pero todo va a cambiar estas Navidades, me he propuesto ser mejor persona y amar y respetar a mis iguales, como me enseñó mi padre.
Sé que no sueles creer en mis promesas y que no suelo cumplirlas, pero algo me dice que nuestras vidas cambiarán y pronto no seré el mismo. Aquí tengo fama de duro, pero ya sabes como me tomo mi trabajo, ellos no lo entienden, me gusta el trabajo bien hecho y no creas que lo hago por él, que también, sino porque lo veo como un deber sagrado. Tengo que tener cuidado y no bajar la guardia hay muchos trepas que se desconsuelan con ocupar mi trabajo por eso tengo que cuidar mi imagen, que no me acusen de blandengue. El otro día, sin ir más lejos, un pobre viejo se acercó a mí llorando y pidiendo clemencia, sabía que me estaban mirando, no lo quise hacer pero tuve que golpearlo e insultarlo para que nadie dudase de mi autoridad. Pero, en fin, te aseguro que todo va a cambiar, ya lo verás.
Pronto estaremos juntos, pasaremos unas Navidades inolvidables. Os quiero.
Firmado Alfred Günter, Comandante en Jefe del Campo de Auswitch, Polonia, diciembre de 1942.

17 comentarios:

  1. Así es, Marcos. Hay personas tan pérfidas e inmorales que salvo su entorno más inmediato, son capaces de cualquier cosa con tal de mantener una determinada posición.
    Texto fantástico.
    Primero consigues que nos atraiga el narrador (protagonista) de la carta: alguien que en las navidades echa de menos a su familia más cercana. Pasa estas entrañables fiestas el solito. Pobre. Luego empezamos a suponer cosas extrañas. Propone una reunificación en un gran país, donde caben todos. Y, de pronto, empezamos a intuir al canalla que finalmente firma como comandante en jefe de Auswitch...
    Aplausos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Marcos, es la primera vez que entro en este blog, y me encuentro con un escrito tuyo.

    Al comenzar a leer, siento pena por la persona que se siente sola, echa de menos a su mujer, a sus hijos, hace recomendaciones a éstos, como haría cualquier padre que se encuentra lejos.

    Después notas que algo no anda bien, primero pensé que estaba en la cárcel, pero cuando te das cuanta de la verdad, que quien escribe esta carta, como la cosa más natural, a su familia, es un despiadado asesino...

    ¿Qué pasa en la cabeza de una persona, que puede escribir palabras tiernas a su familia, a la vez que dirige un campo de exterminio, cómo quien dirige una fábrica de coches?

    Pero lo más grave, es que salvando las distancias, sigue habiendo personas así.

    Felicidades Marcos, (Como verás, os estoy buscando, para cuando se acabe lo de 7 Plumas) ya os he localizado, prometo seguiros.

    ResponderEliminar
  3. Y a pesar de ,es posible que esta persona lo viese como algo normal, "natural", e incluso puede que se considerase generoso. No sé si aquí vale el "yo y mi circunstancias", pero podemos pensar en otras situaciones históricas donde los esclavos son los esclavos, los indios son los indios y así seguir contando hasta llegar a nuestra sociedad ¿Se nos escapa algo? Puede ser que muchos de nosotros seamos tan tiernos y cariñosos con nuestras familias y con nuestros "iguales" y luego unos déspotas con los "distintos" Quizá deberíamos hacernos constantemente esa pregunta.

    Gracias Amando ¡Bienvenida MARÍA! Abrazos

    ResponderEliminar
  4. Marcos, me has dejado con el corazón en un puño.
    Muy buen texto. Desgraciadamente, nada de ficción.
    Y qué razón llevas cuando te refieres a nuestro comportamiento con los que no consideramos "nuestros iguales". Das mucho que pensar.
    María, ¡qué alegrón verte por aquí!!!
    Besicos

    ResponderEliminar
  5. Gracias Ana. Yo también pienso que es un texto con mucha vigencia. ¿Realmente se dan cuenta el verdugo de lo que hace? En las guerras recientes, en muchos países donde hay minorías, en la esquina de nuestra calle se pisotean los más elementales derechos con "la más absoluta educación" y nuestro consentimiento. También nuestra pasividad es responsable de ello. Es asombroso el trato que se hace en algunos medios, imágenes escalofriantes cuya importancia o gravedad se minimizan aludiendo a los inevitables daños colaterales, y nosotros tragamos, si lo dice la tele...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Fantástico Marcos, cómo vas engañando al lector. Lo primero que me ha salido del alma es: ¡qué cabronazo! y de ellos está el mundo lleno. En cuanto a la historia real, sí tiene que ver el 'yo y mis circunstancias', te lo digo de buena tinta.
    Muchos besos, amigo.

    ResponderEliminar
  7. Isolda, seguro que la historia real y las experiencias personales tendrían tanto que contar y como después de todo los ojos se abren y se dan cuentan de que han sido monstruos ¿Qué hacer? ¿Cómo redimirse?¿Cómo perdonarse y que te perdonen? ¿Cómo resarcir a las victimas de tanto sufrimiento, de tanto daño irreparable?. Gracias, un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Tremenda carta, que dura y que real a la vez, y como bien dices, circunstancia que no sólo es manifiesta en los campos de exterminio nazis sino incluso en nuestro día a día. Una reflexión que nos ha despertado las neuronas, Marcos.
    Estupendo texto.

    ResponderEliminar
  9. Pareciera un texto sacado de algún archivo histórico y a la vez, si le cambias la última frase, se podría rescatar para diversos escenarios de vigente actualidad. Yo pensaba mientras lo leía en Afganistán, fíjate.
    Estupendo

    ResponderEliminar
  10. Que su querida se llame Anna y que el formato sea una carta, una especie de diario... es algo frívolo, ¿no creen? En fin, a pesar de esto, es un buen texto que sorprende al final, sí.

    ResponderEliminar
  11. Marcos, hasta el final me he estado acordando de mi estancia en Turquía...algunas cosas me sonaban mucho..mi mujer y mis hijos estaban en España mientras yo trabajaba allí...Pero vaya corte al final, joputa el tío. El texto es de maestros.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Es así Inma, a veces tenemos que mirar el pasado para darnos cuenta del presente, no tenemos remedio.
    Gracias, un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Sí, Ángeles, la Historia se repite una y otra vez hasta llegar a situaciones grotescas. Es el caso del gobierno israelí, su pueblo fue masacrado y ahora se invierte los papeles.

    ResponderEliminar
  14. Anonimo, no caía en la cuenta del Diario de Anna FranK, puras casualidades, pero la intención era sorprender.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. Gracias Flamenco, ya dije antes que la idea era sorprender, sólo espero que no te hayas sentido muy identificado con el personaje al principio, ya que el palo sería mayor.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  16. Un giro sorprendente, da escalofríos, porque parece tocar la realidad.

    ResponderEliminar
  17. El malvado por antonomasia también tiene su lado humano aunque nos pueda parecer increíble.

    Aquí lo reflejas muy bien. Hay que hacer un gran trabajo de abstracción para poder dotar de sentimientos a un personaje tan abyecto.

    Felicidades, Marcos.

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.