Como consecuencia de la crisis, a Felipe le dio por comerse las uñas compulsivamente. Circunstancia que suele ser bastante habitual en muchas personas y que según su médico, era solo consecuencia de un estado de ansiedad, en este caso relacionado con los tiempos apretados y las dificultades económicas por las que pasaba. Felipe trataba de ocultar sus penurias manteniendo su nivel de vida y apariencia tras perder hacía meses su trabajo. Su engaño se hizo insostenible y acabó ingresado y con secuelas no recuperables. Secuelas físicas y psicológicas. Sin poder determinar cual de ellas era más grave.
Parecía que Felipe se comía las uñas por los nervios diagnosticados, pero no era así. Empezó a mordérselas hasta convertir los dedos en una especie de carnicería. Ya no solo se comía las uñas, ahora las acompañaba con los pellejos de sus dedos. Pero la alarma saltó cuando experimentó lamer el papel higiénico después de limpiarse y catalogó su sabor como hígado amargo y un poco fuerte. Y ello desencadenó a servirse su propia caca en plato. Simplemente tenía hambre, no era cuestión de nervios. Era cuestión de supervivencia, de necesidades básicas. La caca salía cada día más deshidratada y pequeña, tras tanto reciclaje. Entonces, buscó en la calle con la complicidad de la noche, deposiciones de perros. Felipe provocaba a la suerte y temía ser descubierto por algún vecino. Podía perder toda la dignidad y el prestigio social que se había ganado en la comunidad, si alguien descubría no que comía caca, sino que ya no tenía ni que comer. Hay que decir que la caca de perro no era de su agrado, posiblemente por su tipo de alimentación, pero era lo que había y el camino que había tomado. Felipe cambió su estrategia, imaginamos que consecuencia de una realidad distorsionada, producida por casi un año de alimentación nefasta, soledad y distanciamiento del mundo. Felipe quería cambiar de menú, aunque el hambre lo había enajenado, era consciente que su alimentación tenía carencias, que necesitaba más proteínas y empezó a comerse los dedos. Los cortaba uno por día, primero los de la mano izquierda. Tras el corte los colocaba sobre un sartén, como un chef en la creación de un plato estimulante, salteándolos con ajo y sal. Cuando terminó con todos, excepto el índice y el pulgar de la mano derecha, que le permitían tener autonomía, comenzó a lonchearse el antebrazo y ese fue en camino hacia el abismo.
Un día le llegó una dosis de lucidez y se arrastró hasta la calle, a pedir ayuda. Tenía el aspecto de una pata de jamón ibérico apurado. No sabemos si será tarde para Felipe. Si así fuera, el zoológico de la ciudad, ha solicitado vía oficial lo que queda de su cuerpo, pues con el tema de la crisis y los recortes presupuestarios, los leones están pasando hambre.
Texto: Francisco Concepción Alvarez
Genial. Muy buena idea. Me encantó.
ResponderEliminar¿Puedo hacer una critica constructiva? El texto tiene una idea muy buena, juega bien con la psicología, pero quizás para un blog es un poco largo. ¿Duele mucho si te digo que sería bueno hacer un esfuerzo por sintetizar sin perder efecto ni sentido a la historia?
Un abrazo calido.
DRUIDA DE NOCHE, Las críticas ayudan a mejorar siempre. Coincido plenamente contigo, es muy largo para un Blog y demasiado corto para un libro. El caso es que la mayoría de los textos que publico en este Blog son parte de un libro de relatos cortos que próximamente verá la luz. Es por ello lo de su extensión. Gracias de verdad por tu sugerencia. Nos gustaría seguir contando con tus comentarios.
ResponderEliminarMe ha soliviantado. No sé si por la crudeza de la historia, por lo plástico de las descripciones o porque yo también me muerdo las uñas.
ResponderEliminarPero me ha encantado. Y lo de servir de alimento a las fieras, ¿qué mejor y más ecológico final puede tener un reciclador como él?
Muy bueno.
Qué no crea Felipe que es un bicho raro: brazos albinos, lonchas de lengua, ansiedades de corruptos, y demás partes, están siendo aireadas en los grandes escaparates.
ResponderEliminarPUES IMAGINAD QUE YO ME COMO LOS PADRASTROS CON UNA FRUICIÓN DE CANIBAL QUE NADA TIENE QUE VER CON LA CRISIS. TU VERSIÓN DE HANNIBAL LECTER ME HA ENCOGIDO EL ESTÓMAGO DESDE EL PRIMER PLATO HASTA EL POSTRE DE LONCHEADO DE ANTEBRAZO. RELEERÉ LA RECETA DE ANA JOYANES PARA QUE ME "ASIENTE EL ESTÓMAGO".
ResponderEliminarAH! SE ME OLVIDABA, MUY BUENO EL TEXTO, LO REPUGNANTE NO QUITA LO VALIENTE.